viernes, 11 de diciembre de 2009

Historias de una maldición

Algunos dicen que si la tocas, quedarás impotente.

Otros, que sufrirás cáncer de córnea sólo con mirarla.

Lo más extendido es que otros la toquen por tí, en un acto combinado de negación y pavor.

Aunque otros, realmente puedan ignorar su existencia, por falta de cultura, ojos, o yo que sé por qué.


Y no, no hablo de Amy Winehouse, ni de Lady Gag@ en una de esas fotos tan desafortunadas que hacen los paparazzi.


Hablo de...



LA PALANCA DE LOS INTERMITENTES (no hay fuente con efecto sangriento, así que imaginároslo)


¿La reconocéis? ¿si? ¡Normal, porque esa es la del limpiaparabrisas!
¡Mirad justo al otro lado del volante, acicuécanos!


¿ Y todo esto a qué viene?

A que el otro día iba en coche tranquilamente en una rotonda (esto dará para otra entrada) por el segundo carril interior, obviamente para salir por una salida que no era ni la primera, ni la segunda. Por eso de no ir estorbando como cuando nos obligaban a hacerlo en la autoescuela.

Mi sorpresa cuando un personaje a mi izquierda pone el intermitente (¡oh milagro! ¿habrá tropezado con la palanca con los nervios?) señalando que va a la derecha (se vé que conoce el otro elemento extraño, el retrovisorrrr). Éste acelara, yo reduzco dejándole pasar, y me voy metiendo por donde yo pretendía.

Pero mi rabillo del ojo me urge a mirar por el retrovisor izquierdo otra vez.

Si, era alguien que viendo cómo aceleraba el personaje de antes, aprovechó para acelerar él también. Pretendiendo hacer un "recto" en la rotonda, adelantarme, y pasar por encima de mi cadáver (literalmente) si oponía resistecia.

Entonces acabé parado, siendo pitado por un energúmeno fuera de sí gesticulando en su coche (esta escena me encanta, es como si dos mimos se intentaran comunicar, pero no me hace tanta gracia cuando yo coprotagonizo una escena, ya que suspendí mímica consecutivamente desde 3º de EGB y mis gestos supongo que serían ininteligibles para cualquier persona).

Total, que el indiciduo me esquivó como pudo y se fue todo furibundo. Pero sobre todo, lleno de razón a su caverna, cueva, o donde quiera que deposite ese culo gordo (no sé si lo tenía, pero es puro despecho) por las noches.

Y aquí os tengo, leyéndolo, para que mi pena sea compartida, que dicen que así duele menos. A lo mejor es una tontería, como las leyendas que cuentan sobre la palanquita.

Aunque estoy seguro de que más de un lector de Ajo curioso se ha visto en un brete similar. Sintiéndose culpables aun por encima, y con el deseo de que medio cuartel de la Guardia Civil hubiera presenciado la escena para perseguir, golpear y destrozar su coche con sus Hummer (ficticeos, en todo caso serían Xsaras Picasso o algo así, pero para luchas callejeras de coches bien valen) al señor que no sabe conducir.

Resuminedo: Muerte a los domingueros y peligros al volante.

4 comentarios:

  1. Oh! bendita palanca... Ahora los coches vienen sin ella, por eso del desuso... La gente cree que tiene una funcion similar a vuestro 'boton que no sirve para nada'....
    Mi peculiar caso con la palanquita es que cuando llega el ansiado momento de darle, no recuerdo cual era derecha y cual izquierda, y eso, señores, también deriva en escenas ligeramente violentas con otros conductores....

    Aun por encima de que me atrevo a usarla xD

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  2. La solucion es comprarse un big foot y pasarle por encima a todos con el. Y tambien comprarse un coche big foot y lo mismo, por si la version americana del yeti no puede con esos mangarrianes.

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  3. Aun tuviste suerte de ke uno puso el intermitente... conduces poco por vigo eh??? xDDD

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  4. Créeme, esto es peor. Al menos a Vigo estoy acostumbrado... o algo así xD

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